¿Cómo funciona una de las plantas ensambladoras de uno de los mayores fabricantes de motos en el mundo? Está en Cauca, a 40 minutos del sur de Cali

En medio de tecnologías de diferentes partes del mundo, el caucano Alejandro González ya sabe cómo colocar la pieza clave para que el brazo del robot que manipula pueda soldar con total precisión la estructura que poco a poco y en cuestión de minutos tomará la forma final del tanque de combustible, uno de los componentes primordiales de toda motocicleta.

El robot tiene las coordenadas del procedimiento. El operario júnior, nacido en Caloto, sabe que debe colocar bien ajustado ese elemento para que la soldadura no falle y el tanque se pueda terminar de armar sin contratiempos, respondiendo a elevados estándares de calidad.

Este es parte de los primeros pasos de una gigantesca operación completamente calculada de procesos industriales, divididos en bodegas con techos que alcanzan entre 13 y 16 metros de altura, cuya arquitectura hace que por sí misma genere una ventilación natural, con palmeras sembradas adentro del complejo y un jardín colgante con una fuente de agua que conecta las áreas administrativas con las operativas.

No hay equipos de aire o ventiladores, y eso permite que la planta sea sostenible y amigable con el ambiente para que ningún gránulo de polvo se adhiera o altere cada producto o unidad en esas primeras etapas a la hora de armar, por ejemplo, los tanques de combustible y los chasis.

Esta es la planta en América, con sede en Colombia, donde se construyen estas piezas que son adicionales a una moderna línea de ensamblaje, siendo la única que existe por fuera de Asia del mayor fabricante de motocicletas del mundo durante 24 años consecutivos, con base en el volumen de unidades vendidas por una sola empresa, acumulando más de 124 millones de motos en todo el planeta.

Las cifras son de la casa matriz es Hero MotoCorp, originaria de India que empezó fabricando bicicletas, donde el mercado de motos allí viene disparado, pues la nación más poblada del mundo las usa como uno de sus principales medios de transporte.

Hero MotoCorp cuenta con ocho plantas en total, seis de ellas en India; la séptima está en Bangladés, también en Asia, y la octava, en Colombia.

Esa apuesta de expansión de Hero, liderada por Pawan Munjal, chairman de la compañía, cruzando los océanos Atlántico y Pacífico, apuntó a Colombia como el país ideal por tener un mercado significativo, como también lo son Brasil y México. Pero Colombia era el más efectivo para seguir creciendo, debido a que las motos se han convertido, como en India, en el transporte más apetecido por la ciudadanía. Solo en Cali circulan alrededor de 600.000.

Es decir, sus directivas creyeron en el territorio nacional. Luego de evaluar dinámicas de mercado concluyeron que no era Estados Unidos o algún país de Europa u otro de Latinoamérica el propicio para ese desarrollo que estaban buscando. Por ello, después de análisis concienzudos, en Hero MotoCorp con Hero Motos Colombia –legalmente denominada HMCL Colombia SAS– decidieron construir su primera planta de ensamblaje de motos fuera de Asia, siendo la más moderna de Latinoamérica, dentro de un terreno propio de 68.800 metros cuadrados en la Zona Franca Parque Sur.

Esta zona franca fue gestada por empresarios del suroccidente colombiano que en un comienzo se rigieron por la ley Páez para generar empleos, empresarios, sobre todo, del Valle del Cauca. La Zona Franca Parque Sur se encuentra en el municipio de Villa Rica, en el norte del Cauca, a tan solo 40 minutos del sur de Cali.

“Nuestra planta ensambladora está construida bajo altos estándares de calidad, eficiencia y tecnología. Actualmente tiene una capacidad instalada de 100.000 unidades anuales (motos), con posibilidad de expansión para responder a la creciente demanda del mercado regional”, manifiesta la CEO de Hero Colombia, Mónica Delgado Barreneche.

La primera piedra de la planta fue puesta el 6 de julio de 2014, y las instalaciones se empezaron a construir el 2 de enero del año siguiente. Ese sueño se levantó en tan solo nueve meses. La planta fue inaugurada en septiembre de 2015.

“Actualmente somos la marca de motocicletas de más rápido crecimiento en el mercado colombiano, cerrando el 2024 con un 36 por ciento de crecimiento y un aumento de su facturación del 20,5 por ciento, con respecto al año anterior”, dice la directiva.

La CEO de Hero Colombia y los directores de Cadena de Abastecimiento y Operaciones, Carlos Taborda Sánchez, y de Mercadeo, David Aponte Rojas, coincidieron en expresar que, al cierre de junio de este año, la compañía se ubicó como la sexta marca de motocicletas más vendida en Colombia, alcanzando una participación del 8 por ciento en el mercado.

“Durante el primer semestre de 2025 hemos generado más de 700 empleos directos en el país”, sostiene el director de Cadena de Abastecimiento y Operaciones. 

Anota que la principal mano de obra proviene de la zona de influencia de la planta ensambladora con los municipios del norte del Cauca: Villa Rica, Puerto Tejada, Guachené, Caloto y Santander de Quilichao. El directivo comenta que el principal talento humano son afrodescendientes e indígenas.

“Contamos con una red de distribución que supera los 270 puntos de venta a nivel nacional y en cuanto a la comercialización de repuestos y partes, ya contamos con cerca de 1.000 puntos minoristas, fortaleciendo así nuestro servicio posventa, esto también a través de la capacitación al cierre de 2024 de más de 3.500 técnicos de nuestra red de distribución, mejorando sus competencias técnicas y de servicio”, añade.

Las directivas también explican que los operarios reciben formación, a través del Sena. Los docentes van a la planta, pues ese es el centro de práctica para graduar a técnicos en mantenimiento de motos.

En los 68.800 metros cuadrados del terreno, la planta construida ocupa 32.000, y el propósito es seguir expandiéndose. La inversión inicial fue de 35 millones de dólares, y en construcción de marca se destinan unos 5 millones de dólares anuales, dijo el director de Mercadeo.

Cuando empieza el proceso de armar y ensamblar las más de 8.000 motocicletas cada mes en la planta de Hero Colombia, John Eduard Martínez está en esa primera etapa. El trabajador, de 31 años y oriundo de Guachené, se encuentra en ese punto de arranque en el cual hay miles de partes de motocicletas en cajas repartidas en la primera bodega. John Eduard pule uno de los protectores que van debajo del guardabarros de la motocicleta. Lleva un poco más de un año en la empresa y aspira a ascender a operario júnior, como lo es Alejandro González.

Alejandro, de 38 años, está dedicado a soldar piezas de acero especial de lo que serán los tanques de combustible. Lo hace con uno de los robots japoneses. Este proceso es la soldadura primaria de un tanque. Por sus manos pueden pasar alrededor de 240 piezas diarias para el ensamblaje.

Un segundo robot interviene para cerrar la parte inferior del tanque y obtener la estructura principal. El operario Andrés Coronel Martínez, de 27 años, está concentrado en la soldadura por fundición de metal. En ese instante, el material alcanza una temperatura de 1.200 grados centígrados, aproximadamente. Por eso, Andrés, oriundo de Puerto Tejada y con cuatro años y siete meses en la empresa, debe acudir a la refrigeración, usando agua.

Luego se llega a la bodega del proceso de pintura. Allí se observa una cadena de cabinas en fila. Da la sensación de estar observando un metro o un tren ligero. En esas cabinas hay unas bombas automáticas que empujan la pintura a las herramientas de seis operarios. Están en un ambiente hermético y libre de contaminación. No puede entrar nada de polvo. La temperatura y la humedad están controladas, y el aire está tan purificado que parece un quirófano. En la cabina, los seis operarios visten trajes antifluidos que los cubren hasta la cabeza, sin rastro de grasa alguna.

Al fondo, una cortina de 5.000 litros de agua por minuto baja por uno de los costados de la cabina para que las partículas de la pintura no queden flotando como nubes o impregnadas en los operarios y en los chasis. La pintura corre por el agua y baja como un lodo. El agua luego es reutilizada para el mismo proceso. Así no se desperdicia. Se emplea pintura líquida electrostática para que las partículas de pintura, cargadas eléctricamente, sean atraídas hacia la pieza, creando una capa uniforme y duradera.

En el caso de los chasis se aplican base y color, mientras que otras piezas requieren base, color y barniz. Posteriormente pasan a un horno de polimerización para secar la pintura. Este proceso de todas las piezas que han pasado por allí puede durar 3,5 horas.

Ya cada pieza está lista para dar comienzo al ensamble en una nueva bodega. Cada chasis se marca; se les coloca el sistema eléctrico, como lo hace el operario Esteban Lucumí, de 20 años. También instala el filtro del aire. Otros operarios van agregando más partes, tales como el manubrio o el sillín.

Cada moto es ensamblada en esta fase en alrededor de 40 a 50 minutos. En solo ese lapso, ya hay 200 motocicletas listas para su primera inspección técnico-mecánica. Más operarios les ponen gasolina, observan que las motos enciendan, evalúan la funcionalidad, el ruido, motor, luces, pito, presión de frenado, entre otros aspectos. Estos trabajadores tienen el oído tan afinado que pueden detectar si hay alguna anomalía.

En la última etapa está Estiven Sánchez, de 25 años. El operario caleño, que ya lleva cinco meses laborando en logística de despacho, se encarga de organizar entre 12, 14 o más viajes al día a los concesionarios o puntos de distribución. Las motos se envían a Cali, Bogotá, Medellín, Cartagena, Cúcuta, Bucaramanga, Santa Marta, Cúcuta, Tumaco, San Vicente del Caguán, San José del Guaviare, entre otras ciudades.

CAROLINA BOHÓRQUEZ RAMÍREZ

Corresponsal de EL TIEMPO

Cali